Bienvenid@

Bienvenido a este espacio dedicado a los poetas y a la poesía

domingo, 18 de julio de 2010

Salvador Novo

Salvador Novo, (Ciudad de México, 1904 - 1974) Escritor mexicano vinculado al grupo de Los Contemporáneos. Realizó sus primeros estudios en Chihuahua y Torreón, para regresar a la capital donde, en 1921, se licenció en Derecho por la Universidad Nacional de México.

Posteriormente, en la Facultad de Filosofía y Letras, hizo sus estudios de maestro en lengua italiana. Concluidos éstos, consiguió obtener una plaza de ayudante y, más tarde, de profesor en el Departamento de Idiomas Extranjeros de la Universidad Central, por su dominio del francés y el inglés, lengua en la que llegó a escribir algunas de sus obras.

El año 1925 constituyó un período determinante en la vida del poeta; nombrado jefe del Departamento Editorial de la Secretaría de Educación Pública, aparece entonces su primer volumen de versos, XX Poemas, en el que apuntan ya las pulsiones líricas y la inspiración vanguardista que darán origen, en el año 1928, a la revista y la famosa generación poética de los Contemporáneos y que informan también uno de sus libros más significativos y de mayor resonancia internacional: Nuevo amor, publicado en 1933 y traducido a varios idiomas extranjeros. Ese mismo año se editó otra de sus obras, Espejo.

Anteriormente (1927) fue fundador junto con Xavier Villaurrutia del teatro experimental Ulises.

Sin olvidar nunca su faceta docente, que se había concretado ya en textos como La educación literaria de los adolescentes (1928), Novo comienza a cultivar también la literatura en lengua inglesa y, en 1934, ven la luz pública los versos de sus Seamen Rhymes, cuya versión en lengua española se titulará Rimas del lobo de mar.

Salvador Novo fue le primer poeta mexicano del que se tradujo un libro ompleto en inglés en 1935, (para entonces ya habia sido traducico al francés y portugués).

Su ardiente defensa de la identidad y los valores mexicanos trascendió la actividad artística y docente para concretarse en un compromiso político, que lo llevó a participar en la fundación del Partido Popular Socialista, pero su cauce de expresión fue siempre fundamentalmente literario y, en 1946, dio a la imprenta una de sus grandes obras en prosa, Nueva grandeza mexicana.

En 1947 colaboró con Carlos Chávez en el lanzamiento del Instituto Nacional de Bellas Artes, por tal motivo escribió algunas obras teatrales y el 20 de enero de 1953 en Coyoacán abrió un pequeño teatro llamado "La Capilla" en donde estrenó la obra itialiana El presidente Heredia.

Se desempenó en la administración pública como jefe del departamento de publicidad de la Secretaría de Relaciones Exteriores y como jefe del departamento de publicaciones de la Secretaría de Economía Nacional, así como jefe del departamento editorial de la Secretaría de Educación Pública. El 12 de junio de 1952 fue electo miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, ocupando la silla XXXII.

En 1965 el presidente en turno Gustavo Díaz Ordaz nombró a Novo como Cronista de la Ciudad de México; nombramiento que ostentaba Artemio de Valle Arizpe quién había fallecido en 1961. En 1967, ganó el "Premio Nacional de Literatura", galardón que recibió de manos del mismo presidente, y un año más tarde la calle donde vivía fue rebautizada con su nombre.

Dejó 10 becas de $40,000.00 cada una para jóvenes mexicanos entre los 18 y 22 años, las becas cubren las especialidades de historia y biografía, narración y poesía, actuación y creación teatral.


A partir de 1965 la redacción de sus obras se concentró en la historia de México, pues siendo amigo y admirador del padre Ángel María Garibay K. se dedicó a los estudios prehispánicos. En 1969 sufrió dos infartos, y se dedicó a escribir en su domicilio particular, externó sus deseos de escribir un segundo volúmen de la Historia de Coyoacán, así como una autobiografía, pero murió el 13 de enero de 1974.

Información obtenida de:

Wipipedia.org
redescolar.ilce.edu.mx
biografiasyvidas

-------------------------------------


AMOR

Amar es este tímido silencio
cerca de ti, sin que lo sepas,
y recordar tu voz cuando te marchas
y sentir el calor de tu saludo.

Amar es aguardarte
como si fueras parte del ocaso,
ni antes ni después, para que estemos solos
entre los juegos y los cuentos
sobre la tierra seca.

Amar es percibir, cuando te ausentas,
tu perfume en el aire que respiro,
y contemplar la estrella en que te alejas
cuando cierro la puerta de la noche.

Salvador Novo



DE "NUEVO AMOR" 1933

BREVE ROMANCE DE AUSENCIA

Único amor, ya tan mío
que va sazonando el Tiempo:
¡qué bien nos sabe la ausencia
cuando nos estorba el cuerpo!

Mis manos te han olvidado
pero mis ojos te vieron
y cuando es amargo el mundo
para mirarte los cierro.

No quiero encontrarte nunca,
que estás conmigo y no quiero
que despedace tu vida
lo que fabrica mi sueño.

Como un día me la diste
viva tu imagen poseo,
que a diario lavan mis ojos
con lágrimas tu recuerdo.

Otro se fue, que no tú,
amor que clama el silencio
si mis brazos y tu boca
con las palabras partieron.

Otro es éste, que no yo,
mudo, conforme y eterno
como este amor, ya tan mío
que irá conmigo muriendo.

Salvador Novo



ELEGÍA

Los que tenemos unas manos que no nos pertenecen,
grotescas para la caricia, inútiles para el taller o la azada,
largas y fláccidas como una flor privada de simiente
o como un reptil que entrega su veneno
porque no tiene nada más que ofrecer.
Los que tenemos una mirada culpable y amarga
por donde mira la muerte no lograda del mundo
y fulge una sonrisa que se congela frente a las estatuas desnudas
porque no podrá nunca cerrarse sobre los anillos de oro
ni entregarse como una antorcha sobre los horizontes del tiempo
en una noche cuya aurora es solamente este mediodía
que nos flagela la carne por instantes arrancados a la eternidad.

Los que hemos rodado por los siglos como una roca desprendida del Génesis
sobre la hierba o entre la maleza en desenfrenada carrera
para no detenemos nunca ni volver a ser lo que fuimos
mientras los hombres van trabajosamente ascendiendo
y brotan otras manos de sus manos para torcer el rumbo de los vientos
o para tiernamente enlazarse.

Los que vestimos cuerpos como trajes envejecidos
a quienes basta el hurto o la limosna de una migaja que es
todo el pan y la única hostia
hemos llegado al litoral de los siglos que pesan sobre
nuestros corazones angustiados,
y no veremos nunca con nuestros ojos limpios
otro día que este día en que toda la música del universo
se cifra en una voz que no escucha nadie entre las palabras vacías
en el sueño sin agua ni palabras en la lengua de la arcilla y del humo.

Salvador Novo



GLOSA INCOMPLETA EN TRES TIEMPOS SOBRE UN TEMA DE AMOR

I
Dentro de estos cuatro muros
pretendí ocultar mi dicha:
Pero el fruto, pero el aire
¿cómo me los guardaría?

Hora mejor que pospuse,
camino que no elegí,
voces que eran para mí,
destino que no dispuse;
¡cómo os volvisteis oscuros!
¡qué amargo vuestro sabor
cuando nos encerró mi amor
dentro de estos cuatro muros!

Entre tu aurora y mi ocaso
el tiempo desparecía
y era nuestra y era mía
sangre, labio, vino y vaso.
En perdurar se encapricha
mi sombra junto a tu luz
y bajo negro capuz
pretendí ocultar mi dicha.

Pero el fruto, pero el aire,
pero el Tiempo que no fluya,
pero la presencia tuya
fuerte, joven, dulce, grande;
sangre tuya en vena mía,
lazos a instantes maduros,
dentro de estos cuatro muros
¿cómo me los guardaría?

II
Porque a pesar de todas las pieles de becerro
una camisa es casi tanto como una página
llorar desesperadamente porque ocurrió lo que era de esperar.

Si no tiene remedio,
al principio era el único fin de mi existencia,
las profesiones no son mas que hábitos
y ya nada es posible desde aquella noche apellidada.
No me conoció cuando aparté la máscara de mi rostro
yo no pedía más que su rumor
pero me daba su compañía.
Se quitaba la noche y la muerte y se moría
yo me ahogaba en la alberca de su gimnasia
yo envejecí definitivamente a su lado
y mis ojos se cerraron ante los suyos.
Quise marcar las fechas de su corazón,
pero no sé ruso
y la sábana era una estepa.

III
¡Apenas si te reconozco!
Si tu labio en el mío es como el mío mismo,
si ya tu mano estéril no oprime ni rechaza
y eres como el azogue que da mi propia luz.
¡Ay de mí que amaba tu fuerza
si la fuerza está toda en mi!
¡Ay de mí que esperé la muerte
y que te la dí!

Salvador Novo



SONETO

Este fácil soneto cotidiano
que mis insomnios nutre y desvanece,
sin objeto ni dádiva se ofrece
al nocturno sopor del sueño vano.

¡Inanimado lápiz que en mi mano
mis odios graba o mis ensueños mece!
En tus concisas líneas aparece
la vida fácil, el camino llano.

Extinguiré la luz. Y amanecida,
el diamante de ayer será al leerte
una hoguera en cenizas consumida.

Y he de concluir, soneto, y contenerte
como destila el jugo de la vida
la perfección serena de la muerte.

Salvador Novo




FLORIDO LAUDE

Lo menos que yo puedo
para darte las gracias porque existes
es conocer tu nombre y repetirlo.

Si brotas de la tierra,
hostil de espinas, ávida de cielo,
en vigoroso impulso
y ofreces un capullo a la caricia
leve del viento y cálida del día,
sé que abrirás a la mañana bruja
tu perfección efímera en la Rosa.

Conozco tu perfume y tu destino,
piel de doncella, hostia múltiple;
tu breve día, tu don. Miro el momento
en que brindas tu lecho nupcial a las abejas;
o el colibrí se pinta en tus colores
y desmayas tus pétalos de seda,
conchas del mar del aire en que naufraga
tu vida breve y tu perfume rosa.

Yo repito tu nombre cuando veo,
ave suntuosa y vegetal, tu nido
anclado en aquel árbol que te nutre.
Las plumas de tus pétalos, Orquídea;
el silencio en que cantan tus colores.

Y te busco en la sombra;
bajo el ala del árbol que te oculta,
en los ramos redondos
en que entonas a coro tus azules, Hortensia.

Pero también te admiro y te saludo
y repito tu nombre proletario
cuando tiendes, Mastuerzo,
tus frágiles sombrillas, tus trémulas sombrillas
disciplinadas y redondas,
en que tiembla el rocío,
y atreves la sencilla
ofrenda de tus conos amarillos
a la mano del niño que te inmola.

Y a ti, Cortina humilde
que abres el sol y cierras a la noche
tus sueños de trocarte en Bugambilia;
y a ti, que en el violento
grito de tu amarillo
ostentas en colores, Mercadela,
el perfume negado a tu pobreza.

Y contemplo tu rostro, Margarita,
tu cuello almidonado e impecable,
tu uniforme escolar para la fiesta,
tu faz redonda, ingenua.

Saludo a tus hermanas mayores en las Cinnias
que aprendieron ya el arte de maquillarse;
que copiaron su labio pintado a la Petunia
mientras tiende su beso
y asoma su coqueta esbeltez entre las turbas
del Cielo raso que la rapta.

Miro cómo el Acanto
lanza la espiga erecta de tus torres
y cómo los Delfinios
yerguen, música azul, sus campanarios.
¿Qué licor impalpable
brindan, alto Alcatraz, tus copas blancas?
¿Qué cielo multiplicas, Agapanto,
cuando rindes la nuez de tu universo
desde el brazo tendido de tu tallo?

Te miro, Platanillo,
cresta airosa de un gallo de alas verdes;
tan lleno de familia
que no has podido ser una Gladiola,
y te resignas a tu sino
del pariente más pobre de esa rica
dueña de tiendas, celofán y rasos.

Cerca está la Retama;
sus largos alfileres
capturan mariposas menudas y amarillas.
El polen de sus alas prisioneras
cuelgan en uvas minúsculas la Mimosa vecina.

Lo menos que yo puedo
para darte las gracias porque existes
oh, flor, milagro múltiple
es conocer tu nombre y repetirlo.

Danza el Geranio inmóvil sus enaguas gitanas
en tiesto humilde.
Cuando llegue el invierno;
cuando duerman las Dalias su gestación de piedra;
cuando nieven los Lirios su cándido capullo;
cuando la Nochebuena despliegue sus estrellas,
vestirán las azaleas trajes de bailarina
faldas de leves tules y lánguidos pistilos.
Serán tu aristocracia, Geranio, las Azaleas.

Yo te miro trepar, flor eminente;
Gloria o Jazmín, o Plúmbago, que entregas
tu fino ramo pálido al viandante;
te miro Bugambilia,
anidar la morada de los hombres
cual si los invitaras a ser pájaros;
te miro, Llamarada,
ungir de sol el muro y las ventanas;
y si un perfume de niñez me invade
y condensa la tarde en su dulzura,
sé que tú has de estar cerca, Madreselva.

Te admiro dura y rala, hostil y gloriosa,
seca y amarga y vívida
como la recia planta que decoras
cuando estallas tu rojo en la Biznaga
que coronas minúscula de estrellas;
cuando del Nopalillo que serpea
entre rocas de lava congelada,
brotas como una estrella de alabastro
o sangras como herida de la piedra.
No me olvides, me grita el Nomeolvides
que recoge virutas siderales
en el prado en que juegan las Juanitas
y cuidan engolados Pensamientos;
en el alegre prado
en que embisten la clara pirotecnia
de su organdí corriente, los Perritos;
en que los Alhelíes,
ebrios de aroma, pintan su sonrisa
roja, blanca y morada
y donde las Violetas,
como cuadra a su fama,
doblan el cuello y hurtan su modestia.

Y yo te miro, flor, tender el vuelo
y posarte en los árboles; te miro
arder en la pasión del Flamboyán
que incendia el día de Mérida.
Y cubrir con tu velo de crepúsculo triste
la Jacaranda de Guadalajara
que inmola alfombras tenues a los pasos románticos.
Te miro, Flor de mayo, Jacalasúchili,
redimir la pobreza de tus troncos
con una geometría perfumada y perfecta;
te miro, Cempasúchil,
flor de los muertos y de los pobres,
enriquecer y resucitar a mi raza.

Y te aspiro, Gardenia,
Jazmín, huele de noche. Estrella de día;
Heliotropo, Azucena, Nardo;
porque eres forma, color y perfume;
porque eres, flor, la esencia de la vida,
la juventud del mundo, la belleza del aire,
la música cifrada del orbe;
porque eres frágil, breve, delicada.
y corres a la muerte que te inmola y consagra, y eterniza.

Lo menos que yo puedo
para darle las gracias porque existes
para alabar a Dios que te ha creado,
¡oh, flor, milagro múltiple!
es conocer tu nombre y repetirlo
en una letanía de colores
y en una sinfonía de perfumes.

Salvador Novo




LA POESÍA

Para escribir poemas,
para ser un poeta de vida apasionada y romántica
cuyos libros están en las manos de todos
y de quien hacen libros y publican retratos los periódicos,
es necesario decir las cosas que leo,
esas del corazón, de la mujer y del paisaje,
del amor fracasado y de la vida dolorosa,
en versos perfectamente medidos,
sin asonancias en el mismo verso,
con metáforas nuevas y brillantes.

La música del verso embriaga
y si uno sabe referir rotundamente su inspiración
arrancará las lágrimas del auditorio,
le comunicará sus emociones recónditas
y será coronado en certámenes y concursos.

Yo puedo hacer versos perfectos,
medirlos y evitar sus asonancias,
poemas que conmuevan a quien los lea
y que les hagan exclamar: "¡Que niño tan inteligente!"

Yo les diré entonces
que los he escrito desde que tenía once años:
No he de decirles nunca
que no he hecho sino darles la clase que he aprendido
de todos los poetas.

Tendré una habilidad de histrión
para hacerles creer que me conmueve lo que a ellos.
Pero en mi lecho, solo, dulcemente,
sin recuerdos, sin voz,
siento que la poesía no ha salido de mí.

De "Espejo" 1933

Salvador Novo



ESTA FLOR EN MIS MANOS

Esta flor en mis manos, repentina
alba en mi noche estrellada
de mi sueño nacida
¿me atreveré a tocarla?
¿mereceré siquiera profanar con mis ojos
la luz que la revela?

El aire desolado de la espera vacía,
el aire en que no estaba ¡respiré tantos años!
El agua que era muerta y clara y muda,
el agua quieta y dócil, resignada,
humedece su imagen luminosa.
A su labio asomada
-¿por qué milagro?- el agua se quema en su homenaje.

Estatua derruida
en cenizas la brasa consumida
con la arcilla de ayer formó su vida.

¿Qué sino a u fulgor puede mi noche
atesorar, atónita, el sueño redivivo?
¿Qué voz hallar, qué grito,
qué jubiloso y asombrado canto
saludará su aurora?

Tiendo hacia ti mis manos de mendigo.

Salvador Novo



GRACIAS, SEÑOR (1961)

Gracias, Señor, porque me diste un año
en que abrir a tu luz mis ojos ciegos;
gracias porque la fragua de tus fuegos
templó en acero el corazón de estaño.

Gracias por la ventura y por el daño
por la espina y la flor; porque tus ruegos
redujeron mis pasos andariegos
a la dulce quietud de tu rebaño.

Porque en mí floreció tu primavera;
porque tu otoño maduró mi espiga
que el invierno guarece y atempera.

Y porque, entre tus dones, me bendiga
-compendio de tu amor- la duradera
felicidad de una sonrisa amiga.

Salvador Novo




No hay comentarios:

Publicar un comentario