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Bienvenido a este espacio dedicado a los poetas y a la poesía

domingo, 13 de junio de 2010

Pureza Canelo

Pureza Canelo. Poeta española nacida en Moraleja, Cáceres, en 1946. Pasó su infancia y adolescencia en el ambiente rural de su pueblo nativo. Hizo estudios de Técnico de Información y Turismo, luego de Magisterio. Ha ocupado importantes cargos culturales, tales como, Jefe de la Oficina de Actividades Culturales de la Universidad Autónoma de Madrid, miembro del jurado del Premio Adonais desde 1990, y Directora de la Fundación Gerardo Diego. Pero Pureza Canelo es fundamentalmente escritora, y vive y respira desde muy joven para la poesía. Y con sorprendente éxito inicial: Su primer libro, Celda verde (1971), que recoge poemas escritos de los 16 a los 20 años, fue publicado por la Editora Nacional, y su segundo libro, Lugar común, había obtenido el premio Adonais de 1970, con apenas 24 años: era la segunda mujer que lo recibía. Esta etapa inicial se completó con El barco de agua en 1974. Toda ella rezuma niñez y adolescencia, sus veranos en el pueblo extremeño a donde volvía de vacaciones después del curso en Salamanca, en Madrid.

A su hermano Luis, pintor, le dijo en un poema de Lugar común: «Tu pincel vive del verano, y mi verso también. » Y en otro verso del mismo poemario explicó:
«Me acuerdo de cosas bajándose por el olvido».

Creó en 1977 el Aula de Cultura y Biblioteca Pública de Moraleja y que ha dedicado a su pueblo natal, al margen de sus poemas, un entrañable libro editado por la Biblioteca que lleva su nombre.
Entre sus éxitos iniciales hay uno que concierne a esta casa. En 1975 obtuvo una de las Becas March de creación literaria con un proyecto poético titulado Habitable (Primera poética), que publicó al fin en 1979: Este, y los siguientes libros, en los que no cesa el recuerdo de su niñez y mocedad, están volcados en una persistente y original reflexión sobre la materia poética, es poesía sobre poesía, metapoesía: como ha dicho ella misma, «verso que habla del verso, poema que habla del poema, libro que habla de su corpus». Volverá a ello en Tendido verso (Segunda poética), aparente incursión en la prosa poética o en el verso en prosa, pero que no es sino «poema derramado», extendido, tendido (1986); también hay algo de metapoesía en un libro eminentemente amoroso, Pasión inédita (1990), y otra vez de lleno en Tiempo y espacio de emoción (1994), un breve poemario de 1981 en el que ensaya no su corrección sino su reescritura diez años más tarde: sería su tercera poética. Tras amplio silencio, en 1999 obtenía el II premio Ciudad de Salamanca con No escribir, su cuarta poética, en la que analiza precisamente el silencio, no sólo el suyo en esos años pasados y lo que significa, sino el que se deriva de la insuficiencia de la palabra para captar lo poético.

En 1982 disfruta de una beca similar otorgada por el Ministerio de Cultura. Coordina en 1993 la celebración nacional del Medio Siglo de la Colección Adonais, así como el I Centenario del poeta Gerardo Diego en 1996. Además del Adonais, ha sido galardonada con los premios de poesía «Juan Ramón Jiménez» (1980) del Instituto Nacional del Libro Español y «Ciudad de Salamanca» (1998). Su obra ha sido traducida ampliamente al inglés y al alemán. Impulsora de colecciones poéticas desde mediados de los setenta, dedica un tiempo importante a la gestión de actividades en el ámbito de la comunidad científica y universitaria. Desde 1999 es Directora Gerente de la Fundación Gerardo Diego, que refundó ese mismo año junto con Elena Diego. El 15 de mayo de 2007 firma la escritura de donación de su Archivo y Biblioteca particular al Archivo-Biblioteca de la Diputación Provincial de Cáceres. En 2008 recibe la Medalla de Extremadura como reconocimiento a su obra literaria.


Entre sus títulos más destacados figuran Celda verde (1971), Lugar común (1971), El barco de agua (1974), Habitable (Primera poética) (1979), Tendido verso (Segunda poética) (1986), Pasión inédita (1990), Moraleja (1995), No escribir (1999), Dulce nadie (2008), Poética y Poesía (2008).


Información obtenida de: Diputación de Cáceres.

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Agua Dulce

Nunca hubiera adivinado que un amor
fuera la corriente más subterránea
sin escaparse
que va del tibio heno a un pozo
y de ahí empedrada a los huertos
sin dividirse
pero yo sí ante tu acecho
y este poema
que no acierta a explicarse mejor.

Corriente de agua dulce
en las tardes de agosto
no vayas por el agua
al pozo…
Se escribe así en el viento
una cultura detrás del amor
nacida en los campanarios
empujando suertes, ventanas
de la aldea interior
que es una mirada a la boca
trenzados frente a frente.

En el pozo andamos.
Mi saya tirando a selva
Tu camisa a juego oscura
Mi pie todavía calzado
Tu cuello abierto de mil troncos
Esta mano qué sorpresa sin anillo.
Las tuyas ayudando a sacar agua.

Del pozo me quiero ir
sin escaparme.
El busto atardecer
desconocía si esto era amor
o dulce trampa
que tira su moneda
sin dividirme
al fondo de las aguas.
Ay, la saya nueva
y camisa a rayas
flotan abrazando
el cielo, el limo puro
que del heno a un pozo
ya no saben regresar
a casa.
Y Dios arriba, abajo
empapado también
en dulce trampa
hace de una mujer aldea
este poema
que no acierta a explicartse mejor.

De “Pasión inédita”

Pureza Canelo




Como Octubre Disponga

No más refugio
que la faz de mis brazos
si nos entra el otoño
desgajando
lo que al viento apetece
en su alfombra de bosque
y cuerpo a tIerra.

Mírame.
Otoño aún no somos en años
pero cuando él se nos acerca
hay que extender la batalla real
de los buenos amantes
en el recuento las hojas
de infinitos sabores ocres.

Mírame, y
hagamos la abundancia
a ras de nuestro suelo.
La variedad de un amor
es sepultar la inteligencia
entre los cuerpos.
No conozco otro refugio
ni mejor temperatura.

Sólo que estoy adivinando
cómo será el Otoño
nuestras vidas
de verdad calzadas en su estación
y otra vez
el nacimiento de amarse
la pasión inédita
que alumbrará mis versos.

Debo callar.
Ahora vamonos
a lo único
que del lento mudar
es ocre, ocres
como la alfombra disponga
tú y yo
obligando a trabajar
un viento revelación
lo más humano
para empujar las lumbres
bien cernida la noche.

De “Pasión inédita”

Pureza Canelo



Escribo Y Apareces Siempre

Este amor ¿canta o atestigua?
¿Confesión o hilos invisibles
sueño o verdad
la luz que visita
para hacerse vestido
tantos como mundos
que en este hermoso oficio
yo procuro?

Espiando tú mi pensamiento
aventuras:
canto y testimonio
no pueden separar
ave sobre velero
en el dominio mar y
siempre pagarás ser dueña
pues de agua llamaste un barco
que obedece.
No estoy conforme. Mira el ancho
de los versos:
Te amo bajo los astros
(testimonio sería)
o
Estamos abrazando al mundo
(canto parece).

Y te acercas a la mesa
para decirme
no pierdas más tiempo
de tus manos que escriben
cosa mejor conmigo
ni busques más amparo
que el de tu voz nunca indecisa
ni temerosa al lado de tu amor
que sabe el movimiento puro
del zarpazo cuando habitas
un rostro de escribiente
que me parece abismo
si acerco tu cintura
clavada en esta sala.
Ven, tu poema mejor
es el mío, lo mío, la esfera.

La presa en tus brazos
¿será este libro
puntada de la sangre
fisura del pensamiento
camino de sencillez
amor crecido las estrellas
pegadas a mi cuerpo
egoísmo salvación
condena manzana dulce?

De “Pasión inédita”


Pureza Canelo




El pozo

La enramada más honda es esa verja
donde te subes para mirar
que ando descalza que ordenando voy
algunos pensamientos a flor de piel,
que sólo llevo puesto ojos ausentes
y la ropa tirada junto a un pozo
donde antes tú me has amado
y antes de haberme amado
yo sabía que lo harías
de tu pecho expuesto al mío.

¿Cuántas algas vuelven
a convertirse en roce arenas
si los orígenes del mundo
quedan atrapados en tus ojos
y es verdad la sal de la tierra
como también es lo de la miel
hilándome la boca?
Toda joya con engarce es un nido
ardiendo pero que asilvestrado
conoce el marino punto
donde aparecen olas para sofocar
el instante cuando los espejos
chocan en pleno vuelo chocan
sin romperse pero sí el aire
que ha perdido esencia ante
nuestro único cuerpo.

Debes acordarte siempre
de enramada, pozo, espejo
algas, brocal de haberte amado
y yo olvidar sabiduría, poema,
que no valen para nada
si me has rodeado de tu fuerza
igual que decides mi cuerpo
más esbelto a pesar de los años
que no sólo pasea la mujer por dentro
sino la mujer de luna
bien entrada en lugar creciente.

De “Pasión inédita”


Pureza Canelo


La carta, el beso

Llega una carta y rompe abre
la mañana en mis verdes ojos.
Ha llegado después
del cántaro de leche
de la cesta con higos
y otra sombra que cruzó
con oveja merendera y juncos
recién cortados
el portal de mi casa todavía
en la frescura del valle.

Deseando que buscara el sol
la ventana, el beso dice:
Te imagino quieta
es tan hermoso el existir
ofreciendo tempranura al mundo
espesada en el lecho
porque no estoy ahí
Mira que sin estarlo
sé cómo andas de transparencia
y fruta,
cómo endulzas ya tu amanecida
en la boca
y sé que en tu costura va este poema
escrito en el instante
que relees mi carta, tan firme como
mueves el brazo que yo amo
el café que sorbes pero te equivocas
que estoy bebiéndome aquí
insistencia de tu mirada
contra la distancia quiébrala
y sigue.

Ah, la distancia y su isla
es el lugar más oculto
que el amante ofrece cautivo
con su cuerpo y beso en tierra.
La distancia es una charca
cercada de pasto amarillo y antiguo
que ahora mismo se la regalo al mundo
con la belleza primera de los siglos.
La distancia es no morir de sed
sino de bebiéndola vivirte
si madruga el amor en el verde cristal
los abiertos brazos
que se han puesto a trabajar deprisa
con el rayo de sol, la carta, aquí el beso
y ya te alcanz0.
Sabes que te alcanzo miwntras tenga
silencio de amarte, no en papel
en sábana bordada con una estrella
y su número pegado a los otoños
Mañana es siempre
planeando sobre mi casa todavía
en la frescura del valle.


De: Pasión inédita


Pureza Canelo

Noviembre

Antes de que llegaras
abriendo el cielo de mi vida
la poetisa hacía cosas extrañas.
Era la soledad, era el decoro, era
la inteligencia sobre asno de plata.
Un asno hermoso, cristal tapiado
que iba empujando su estatura
para la caverna del poema
y sólo él.

Atrevimiento, apareciste
un día cargado de noviembre.
Llegué a la cita como en los tiempos
mejores de mi infancia, ajena
chorreando el pelo y la cartera
hasta el sillón color azul
donde aguardabas.

Sorpresa:
esta mujer además de insobornable
esquiva -dicen que dicen dicen-
viene impresentable al salón, mojada.

Corría la tarde por nuestros vasos y
extraño que atendiera a palabras
de creación mundo que no fueran
las de mi bien atesorado asno.
De pronto en tal anchura
supongo que inocente
sin darme tiempo a ver paisaje
que hoy ya es nuestro
entré en tus grandes ojos
que iban tragándose los míos
en el comienzo de dos asaltos
vertiginosos de otra
nueva inteligencia.

Ni un roce de las manos hubo
ni billar ni baratarias
que tan deprisa empujan a los cuerpos
a contagiarse en nada.
Solamente nacían bajo las nubes
torrenciales de noviembre puro
dos rostros desesperados de perderse
echando por tierra sus antiguos
dominios
para un asno de plata atar
ya un bronce tu cabeza.

Ya fuera del lugar
me daba vueltas el mundo
daba placer cruzar la esquina
de otra soledad, otro decoro, otra
boca a recibir el agua
del cielo como agua del barro
de la noche entera.
En casa, perdida, como jamás estuve
no pude ordenar mi ropa
ni dar cuerda al reloj
ni adelantar la taza para mañana
ni ofrecer liturgia en el espejo.
Directamente me abracé
a la blancura de un bordado
que decía P.C.G.

De “Pasión inédita”


Pureza Canelo




Hojas, hojas


En la almena dorada del atardecer
donde relata mi cuello punzada
comprime ahí la vena su aroma
y la oración en silencio mece
Tú eres capitán de los pájaros
llegando interminables a la hiedra
que durante el día estuvo en vilo.
Alguna rama se me adelanta al rostro
y con la mano aparto el verde oscuro
buscándote donde enloquecen las aves
al entrar en sus casas.
Gritadoras vienen de los álamos
cada día más hondos de estatura
copa, ser que en lo alto vive.
Crepúsculo y es la desbandada
el adiós a la luz hermosa
hermana temperatura en sangre
pulso que vas a beber si antojas.
Por eso los pájaros se creen
-mía es toda la casa de hiedra-
tu fuerza de capitán abriendo
con el pecho semillas entre la cal
atravesando hojas, hojas
que en próximo minuto cogerán
el color de incendio.

Arriba de la almena, picos mirad
se están amando hiedra y mar
ballesta y cielo
jefe y alondra
todos los picos, mirad
mis alas batiéndose en vuestro oeste
tan cerquita de Portugal.

Pureza Canelo



Estanque De Abril

¿Eres tú
o soy yo
Narciso?
Dejemos de beber en esa fuente
y vamos al regazo, amor mío
destapando la esencia
cuerpo a cuerpo no borroso
del tiempo sin fisura
ni compasión por los mortales
ajenos a la enorme
conversación de cuando se ama
en la vecindad de sus casas
cruzándonos la selva
de la tierra magnífica.

¿Eres tú
o soy yo
la maravilla
al fondo?
Si te duermes abandonarás
la poesía de mi estanque
la poesía del recuento
la poesía nido en alto
la poesía del rayo abril
la del tesoro cuando
se desgranan las horas
de tu boca
en mi ser como castigo.

Si tu cuerpo
oprime mi pensamiento
escribo lo mismo
de la travesía
y dudo si es amanecer
o si es noche, mediodía
crepúsculo pero sí hace
sabe a amor.

De “Pasión inédita”

Pureza Canelo




En El Lugar Que Más Nací

Caída de la tarde
de dos almas
en la revuelta
de nuestro camino
izándose la noche.
Pasado mañana luna llena
y la acequia rodeando
la parra techo hermano
de la penumbra creciente.
¿Qué haces tú en esta tierra
ofrecida a zarzales, moscas
cubos de zinc, higueras
planicie de fuego
donde yo sé moverme
y tú abres los ojos
de tanto ruido y pan
en las cocinas?

¿Qué puedo hacer contigo
y comprendas de una vez
en el lugar que más nací
a pesar de la bandera
de ciudad que me viste
donde nos envolvemos
para abrazarnos?
¿Qué hacer contigo
y con tu alma
al caer la tarde
y oscuros ojos
escudriñan
lo que no viviste
en los años
de tu infancia?

Vamos, vamos
a ver el reloj cansado
de la plaza
y después al río
allí está la barandilla
y todavía su forja
que ahora puede
hablar por mí
una vez recogida
la simiente de mi cuerpo y cenit
milagrosamente retorno
de ¿Qué vas a hacer
en este lugar conmigo?

Mira que conozco
todos los ruidos
hasta el alba.
Aquellos carburos lejos
no son barcazas de tu mar
aunque busquen entrañas
de la noche.
Al norte
aquella masa es Jálama
donde nace este río
que abrazando
sostienes.
Ah, y tú que has venido
desde muy lejos a verme
ten prudencia, amor,
y regrésame a casa
como doncella
que vamos a pasar
por la calle
donde nació mi madre
y todavía en el balcón
asoma su trenza
lo que hoy te ofrece
conocer este lugar
planicie de fuego
regalo de otro mundo.

De “Pasión inédita”


Pureza Canelo

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