" Podría estar más sola sin mi soledad,
tan habituada estoy a mi destino,
tal vez la otra paz,
podría interrumpir la oscuridad
y llenar el pequeño cuarto,
demasiado exiguo en su medida
para contener el sacramento de él,
no estoy habituada a la esperanza,
podría entrometerse en su dulce ostentación,
violar el lugar ordenado para el sufrimiento,
sería más fácil fallecer con la tierra a la vista,
que conquistar mi azul península,
perecer de deleite. "
Importante poetisa estadounidense creadora de una lírica excepcionalmente personal que trata con una gran inteligencia temas universales como el amor, la muerte y la inmortalidad. Nació el 10 de diciembre de 1830, en Amherst (Massachusetts), en el seno de una familia puritana y severamente religiosa que llevaba ocho generaciones viviendo en Nueva Inglaterra. Estudió en la academia de Amherst y en el seminario femenino de Mount Holyoke, South Hadley, en Massachusetts. Dickinson, que fue una joven activa y llena de vida se retiró de la sociedad a los 30 años y durante el resto de su vida vivió como una ermitaña, manteniéndose únicamente en contacto con amigos a través de sus enigmáticas y epigramáticas cartas.
Las razones que tradicionalmente se han dado sobre este aislamiento -que le daban arrebatos románticos- se cuestionan seriamente en la actualidad. A partir de entonces y hasta su muerte, Dickinson escribió una poesía muy original. La primera figura literaria de la época en darse cuenta de su valía como poetisa fue el clérigo y escritor Thomas Higginson, que a pesar de reconocer su genio y ser su único mentor literario y corresponsal le aconsejó no publicar su obra porque iba en contra de las convenciones literarias de la época. Sin embargo, su otra amistad literaria, la novelista Helen Jackson, intentó infructuosamente convencerla para que publicara un libro de poemas, y a pesar de que en vida sólo llegó a publicar siete, después de su muerte se encontraron entre sus papeles 2.000 poemas, algunos de los cuales sólo eran fragmentos. A partir de este material, Higginson y Mabel Loomis Todd, una amiga de Amherst, editaron la primera selección de su obras, Poemas (1890), que tuvo un gran éxito popular. Investigaciones recientes sugieren que hubo dos personas importantes en su vida que ejercieron cierta influencia en su poesía: Charles Wadsworth, un clérigo de Filadelfia, y Otis P. Lord, un amigo de su padre.
La mayoría de los poemas de Dickinson están escritos en unas pocas combinaciones de versos yámbicos de tres o cuatro pies, en breves estrofas. Varió los efectos de la rima empleando también rimas asonantes (por ejemplo, -tune- con -pain), un recurso muy utilizado por los poetas del siglo siguiente. Su lenguaje es sencillo, pero su sintaxis compleja dibuja una rica variedad de connotaciones a partir de palabras corrientes. Sus imágenes y metáforas derivan de una profunda observación de la naturaleza y de una imaginación a menudo tan juguetona en su pensamiento e ingeniosa en la expresión como la de los poetas Metafísicos ingleses del siglo XVII.
Las primeras ediciones eliminaron su uso característico de guiones que expresaban el ritmo y fuerza de su pensamiento. La combinación de temas universales expresados con un intenso sentimiento personal y su utilización de formas del verso familiares confieren a su poesía lírica una franqueza mística comparable a la que encontramos en la obra del poeta inglés William Blake. La edición completa de su poesía, con la puntuación y estilo tipográfico originales, no se publicó hasta 1960. En 1958 se publicó una edición en tres volúmenes de su correspondencia. Dickinson murió el 15 de mayo de 1886.
Información obtenida de: epdlp.com
Emily Dickinson, a tumba abierta articulo de prensa
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Repetir en nosotros renovados deleites
Repetir en nosotros
Renovados deleites
Es como un asesinato
Omnipotente, agudo.
No soltamos el puñal
Porque amamos la herida,
Ese puñal conmemora
Memorias que nos van matando.
Emily Dickinson
Ningún cepo puede torturar mi alma en libertad
Ningún cepo puede torturar
Mi alma en libertad,
Pues detrás de este esqueleto mortal
Se teje uno de más valor.
No puedes horadar con un serrucho
Ni transpasar con una cimitarra
Dos cuerpos, por lo tanto perdura,
Amarra uno y el otro vuela libre.
El águila no se despoja
De su nido y, sin embargo,
Gana en cielo
Más fácilmente que tú.
Excepto tú mismo, tal vez nadie pueda ser
Tu enemigo,
Cautividad es conciencia
Y también es libertad.
Emily Dickinson
Hay una languidez de la vida
Hay una languidez de la vida
Más inminente que la pena,
Es sucesora de la pena
Cuando el alma ha sufrido
Todo lo que puede.
Una somnolencia difusa,
Un ofuscamiento como neblina
Envuelve tu conciencia
Una neblina que conduce a un despeñadero.
El cirujano no se inmuta ante el dolor,
Su hábito es severo,
Pero él sabe que ha cesado de sentir
La criatura que yace ahí.
Y te dirá que la técnica tardó,
Que alguien más poderoso que él
Ha oficiado antes
Y ya no hay vitalidad.
Emily Dickinson
Cuántas veces estos cansados pies han podido tropezar
Cuántas veces estos cansados pies han podido tropezar,
Solo mi amordazada boca puede decirlo,
Ensaya, trata de mover este horrible remache,
Ensaya, levanta su puedes aldabas de acero.
Acaricia la fría frente, antes ardiente,
Levanta, si quieres, el deslucido cabello,
Palpa los adamantinos dedos
Que ya nunca usarán dedal.
Emily Dickinson
Él era débil y yo era fuerte
Él era débil y yo era fuerte,
Después él dejó que yo le hiciera pasar
Y entonces yo era débil y él era fuerte,
Y dejé que él me guiara a casa.
No era lejos, la puerta estaba cerca,
Tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,
No hanía ruido, él no dijo nada,
Y eso era lo que yo más deseaba saber.
El día irrumpió, tuvimos que separarnos,
Ahora ninguno de los dos era más fuerte,
Él luchó, yo también luché,
¡Pero no lo hicimos a pesar de todo!.
Emily Dickinson
Para siempre a su lado caminar
Para siempre a su lado caminar,
Lo más pequeño de nosotros dos.
Cerebro de su cerebro
Y sangre de su sangre,
Dos vidas y un solo ser.
Para siempre probar este destino,
Si es dolor, la mayor parte,
Si es dicha, entregar mi parte
Por ese anhelado corazón.
Toda una vida para conocernos el uno al otro,
A quien nunca podremos conocer,
Y de vez en cuando un cambio
Llamado cielo,
Raptos confraternizados de hombres
Solo para descubrir lo que nos perturbaba,
Sin palabras.
Emily Dickinson
Si tus nervios te delatan
Si tus nervios te delatan
Vive por encima de tus nervios,
Ellos pueden apoyarse sobre la tumba
Si temen desviarse.
Es una postura segura,
Que no se dobla,
Sostenida por brazos de bronce
Que el mejor gigante hizo.
Si tu alma vaciló,
Levanta la puerta carnal,
El miedoso pide oxígeno,
No pide nada más.
Emily Dickinson
Cayeron como copos, cayeron como estrellas
Cayeron como copos,
Cayeron como estrellas,
Como pétalos de una rosa
Cuando de pronto a través de Junio
Un viento con dedos avanza.
Perecieron en el pasto desarraigado,
Nadie pudo hallar el lugar exacto
Pero Dios puede conovocar cada faz
En su lista de abolidos.
Emily Dickinson
La sortija ya no estaba
En mi dedo tenía una sortija.
La brisa entre los árboles erraba.
El día estaba azul, cálido, bello.
Y me dormí sobre la suave hierba.
Al despertar miré sobresaltada
Mi mano pura en aquella tarde clara.
La sortija entre mis dedos ya no estaba.
Cuanto poseo ahora en este mundo
Es sólo un recuerdo de color dorado.
Emily Dickinson
Cuando cuento las semillas
Cuando cuento las semillas
Sembradas allá abajo
Para florecer así, lado a lado;
Cuando examino a la gente
Que tan bajo yace
Para llegar tan alto;
Cuando creo que el jardín
Que no verán los mortales
Siega el azar sus capullos
Y sortea a esta abeja...
Puedo prescindir del verano, sin queja.
Emily Dickinson
Como si yo pidiera limosna común
¡Como si yo pidiera limosna común
Y en mi suplicante mano
Un extraño pusiera un reino
Y yo, perpleja, quedara
Como si hubiera pedido a Oriente
Que me mandara una mañana
Y que levantara su purpúrea barrera
Y destrozarme con el alba!.
Emily Dickinson
Nunca me sentí en mi casa aquí
Nunca me sentí en mi casa aquí
Y en el cielo radiante
No me sentiré en mi casa, lo sé,
No me gusta el Paraíso.
Porque es domingo todo el tiempo,
El recreo nunca llega,
En el Edén serán tan solitarias
Las brillantes tardes del miércoles.
Si Dios pudiera hacer una visita
O dormir una siestita
Para no vernos... pero dicen
Que Él mismo es un telescopio
Pernenner que nos mira,
Yo misma huiría de Él
Y de todo lo demás,
Si, pero está el ¡Día del Juicio Final!.
Emily Dickinson
Como ojos que miran las basuras
Como ojos que miran las basuras
Incrédulos de todo
Salvo del vacío, y quieta soledad
Diversificada por la noche
Sólo infinitos de la nada
Tan lejos como podía ver
Así era la cara que yo miré
Así miró ella misma a la mía
No le ofrecí ninguna ayuda
Porque la pena era mía
La miseria densa y tan compacta
Tan desesperanzada como divina
Ninguna se absolvería
Ninguna sería una reina
Sin la otra, de modo que
Aunque reinemos, pereceremos.
Emily Dickinson
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